Por Jesús Peña
Clínicas del Instituto Mexicano del Seguro Social (IMSS), ubicadas en ejidos y comunidades del país, incluyendo Coahuila, operan en predios que no son propiedad del Instituto.
Así lo revela la respuesta a una solicitud de información (folio 330018022008331), hecha por Semanario al Seguro Social, que indica que las mil 228 unidades de salud del Programa IMSS-BIENESTAR, situadas en ejidos y comunidades de México, “están sujetas al régimen de tenencia de la tierra denominado propiedad social y el IMSS-BIENESTAR sólo es posesionario”.
Cuatro de esas unidades se sitúan en Coahuila.
Se trata, según respondió el IMSS a la petición folio 330018022030323, de las Unidades de Medicina Rural (UMR), radicadas en Río Bravo, municipio de Allende Coahuila; San Antonio del Jaral, en General Cepeda; el ejido Siete de Enero, en Parras de la Fuente y Guadalupe Victoria, en Saltillo.
Lo anterior, a pesar de que algunos de estos centros de salud fueron construidos entre 1978 y 1981.
El resto, mil 224 UMR, se encuentran localizadas en diferentes entidades de la República Mexicana, el IMSS no detalla dónde.
Especialistas consultados por Semanario hablan sobre la necesidad de que el Seguro Social regularice los terrenos donde se encuentran dichas unidades, que si bien ofrecen servicios gratuitos de salud a población que no cuenta con seguridad social, especialmente en zonas rurales, alejadas o de difícil acceso, trabajan sin certeza jurídica de sus bienes.
“Sí necesitan eventualmente regularizar, aunque se supone que están protegidas porque a lo mejor sí hay la donación por escrito, pero es necesario que se gestione que la propiedad sea ya de la institución”, declara Salvador Ponce Ortiz, abogado, especialista en el tema catastral.
Este medio obtuvo, vía transparencia (folio 330018023009581), las actas de asamblea donde grupos de ejidatarios de los citados núcleos agrarios donan o ceden al IMSS los derechos de los terrenos, situados generalmente en el destino denominado asentamiento humano, para la construcción de tales unidades de salud.
Sin embargo, y con base en la opinión de autoridades agrarias y notarios, este tipo de documentos no son suficientes para otorgar certeza jurídica a las tierras donde están establecidos estos centros.
“No pueden ser propietarias solo que se desincorporen del ejido y hagan el procedimiento para que sean particulares. Ahora con las reformas del 92 pueden pasar a ser propiedad privada con un procedimiento de dominio pleno. Pero las parcelas, el uso común siguen siendo protegidos y el predio sigue siendo social. Mientras no salgan del régimen ejidal no pueden regularizar, la tenencia de la tierra es social y ellos son posesionarios”, expresa una fuente cercana al Registro Agrario Nacional (RAN).
No obstante, en una tarjeta informativa remitida a Semanario por el Registro Agrario, se da a conocer que actualmente hay una colaboración interinstitucional entre el IMSS y RAN, mediante el cual se busca la regularización patrimonial de diversos bienes inmuebles en uso u ocupación de ese Instituto, principalmente en Chiapas, Oaxaca y Veracruz, donde hay mayor número de predios.
Empero, hay 14 entidades federativas que no han sido consideradas por el IMSS, entre ellas Coahuila.
“Hasta la fecha, el Instituto aún no ha planteado algún tipo de regularización de predios para estas entidades federativas”, se lee en la ficha.
Del mismo modo el RAN informó en su respuesta a la solicitud (330025123000815), en la que se le requerían antecedentes registrales de los ejidos Río Bravo, Siete de Enero, San Antonio del Jaral y Guadalupe Victoria, en Coahuila, haber encontrado en sus archivos antecedente del ingreso para su inscripción ante del Registro Agrario Nacional, del acta del Diverso Acuerdo de Asamblea de fecha 07 de noviembre de 2017, celebrada en el ejido Siete de Enero, municipio de Parras, Coahuila, misma de la que no está en posibilidades de expedir copia en virtud de que se negó el servicio de inscripción, al ser calificada registralmente en sentido Negativo, y de que el RAN sólo puede expedir copias de lo que obre inscrito en sus asientos registrales.
Necesaria regularización: Procuraduría Agraria
Entrevistado al respecto Mario Alberto Arzaga Estrada, representante de la Procuraduría Agraria en Coahuila, dice que la regularización de los predios donde se hallan las Unidades de Medicina Rural del IMSS es necesaria porque al final del camino las clínicas requieren de infraestructura o mejorar la que ya poseen; y en este sentido es indispensable que el recurso del gobierno federal, que se va a invertir, tenga una seguridad en la tenencia de la tierra.
“Que vamos a invertir en algo seguro. Esa es la importancia del por qué se debe de regularizar, al final del camino son dineros públicos y tenemos que, todos como funcionarios, rendir cuentas de lo que hacemos con ese dinero. Ese es el asunto principal, luego entonces ese es el camino que debe de transitarse: la regularización”.
En su respuesta a una solicitud de información el Seguro Social señala que solo son cuatro de 71 Unidades de Medicina Rural las que carecen de la posesión legal de tierras en ejidos o comunidades de Coahuila.
Arzaga Estrada afirma que podrían ser más.
Fuentes cercanas a la Procuraduría Agraria y al Registro Agrario Nacional, confiaron a Semanario que desde finales del año pasado funcionarios del IMSS se han acercado a ambas dependencias para pedir informes sobre los trámites de regularización de las clínicas rurales.
“Han estado viniendo para ver lo de la regularización de la unidad rural de Río Bravo, en Allende”, dijo a este medio una empleada administrativa del Instituto Nacional del Suelo Sustentable (INSUS) en Coahuila, adscrito al RAN.
“Los de IMSS-BIENESTAR traen varios trámites aquí de dominio pleno, porque algunos ejidos les van a donar el área donde está construida la clínica para que puedan regularizar”, dijo un trabajador del RAN bajo condición de anonimato.
IMSS guarda silencio
Semanario solicitó al área de Comunicación Social del IMSS una postura del delegado del Seguro en Coahuila, Leopoldo Santillán Arreygue o de María Elena Ovalle de la Rosa, coordinadora de IMSS-BIENESTAR en la Región 1, pero hasta cierre de esta edición no se habían reportado.
Por su parte Rogelio Zertuche Mendoza, notario público número 90 en Saltillo, coincide en que lo correcto sería, si la propiedad está en el dominio social, es decir en terrenos ejidales, sacarla al dominio privado y que el IMSS fuera el posesionario legal de los terrenos.
“Pero por el espacio y por el tipo de clínica no lo hacen, no quieren hacer todo el trámite. Es complicado porque son áreas que están en dominio pleno del ejido, tendría que ser un trámite administrativo considerable en el Registro Agrario”.
¿Los ejidos pueden reclamar ese predio en un momento dado?Sí, sí lo pueden hacer porque son espacios del ejido, le pertenecen al ejido y automáticamente les pertenece a los ejidatarios. Ellos lo hacen por tener el servicio de salud y por eso proporcionan esos espacios, pero si ya el Seguro Social no da el servicio, ahí (la construcción) queda en beneficio de los ejidatarios, siguen conservando el espacio, nunca cedieron los derechos. Hacen acta de asamblea y en el acta de asamblea acuerdan facilitarle al IMSS cediendo los derechos provisionalmente, pero nunca en escritura.
Zertuche Mendoza dice que tal vez los terrenos donde se encuentran estas clínicas rurales no ameriten ser regularizados, pues son unidades de salud muy limitadas, cuya inversión en la construcción es mínima, cuatro o cinco cuartos, donde se ofrecen consultas médicas menores y atenciones básicas.
“Las únicas que entendemos están regularizadas son las clínicas grandes. Ahí sí las regularizan por el tipo de inversión, es una inversión muy considerable. Son instancias federales que tienen que tener una seguridad al momento de hacer la inversión”.
Con todo y eso, información del Instituto publicada a través de la Plataforma Nacional de Transparencia, indica que tan solo en 2021 la población adscrita al Programa IMSS-BIENESTAR fue de 12 millones 327 mil 845 personas a nivel nacional y 287 mil 246 en Coahuila.
Otro documento menciona que de conformidad con el Padrón de Población Adscrita vigente en 2021, las cuatro unidades de salud que nos ocupan, Río Bravo, municipio de Allende Coahuila; San Antonio del Jaral, en General Cepeda; el ejido Siete de Enero, en Parras de la Fuente y Guadalupe Victoria, en Saltillo, registraron cinco mil 541 personas beneficiarias; en tanto que el Padrón de Población Adscrita vigente durante 2022 registró cuatro mil 732 usuarios.
El abogado Salvador Ponce Ortiz, exasesor jurídico de la Universidad Autónoma de Coahuila, reitera que es importante que el Instituto obtenga una certeza jurídica de la propiedad, a través de la legalización de las tierras donde decidió instalar sus clínicas.
Como ejemplo pone el caso de la UAdeC.
“Los bienes de la Universidad en su momento estaban, en una proporción importante, irregulares, porque habían sido donaciones de municipios o del gobierno del estado y eventualmente no venían regularizados con escrituras o con el decreto expropiatorio y se fueron regularizando algunos, bueno más bien todos. Para el 97 estaba casi todo regularizado, pero después ha habido otras donaciones por la creación de nuevas escuelas que yo creo que también las han regularizado”.
Para ello, precisa Mario Alberto Arzaga Estrada, representante de la Procuraduría Agraria en Coahuila, el IMSS tendría que hacer un proceso de regularización que implica la medición de la superficie y el consentimiento del ejido para la legalización del predio.
Ello previo a asambleas donde los ejidatarios le reconocen y le asignan esa superficie a la clínica del Seguro Social.
“Son clínicas que le dan servicio a la gente y hay mucha aceptación por el servicio que les prestan, no hay conflicto con ellos y normalmente se obtiene la posesión legal del predio”, dice Arzaga Estrada.
El acta de asamblea se inscribe entonces ante el RAN, en presencia de la Procuraduría Agraria y un fedatario público.
Una vez que el Registro Agrario Nacional revisa que todo esté correcto, procede a la inscripción y a la expedición del título a favor de la clínica del IMSS como ente público.
“La cuestión de los trabajos técnicos es lo difícil porque ya es un trabajo a veces independiente, que tiene costo”.
Y expone que hay casos como el del ejido San Antonio del Jaral, municipio de General Cepeda, que no regularizó su asentamiento humano y sus tierras todas son de uso común.
“Existe el asentamiento humano, pero ellos decidieron no regularizarlo, entonces aquí, tanto la clínica como los solares de las personas están en tierras de uso común, no hubo expedición de títulos y este es otro procedimiento para regularizar que implica, si hubiera el interés de la gente, iniciar otro procedimiento de cambio de destino de tierras de uso común a asentamiento humano, pero hay normas que cumplir”, advierte Arzaga.
Entre ellas pedir autorización al municipio y su opinión a la Comisión Nacional de Áreas Naturales Protegidas y a Semarnat, para verificar que no haya selvas, bosques u ordenamientos ecológicos que impacten sobre esas áreas.
“Todo eso a través de la medición, si todo está bien accedemos a una asamblea donde se autorice ese cambio y ahí se le asigna a cada uno de los titulares su solar, todo eso se inscribe en el Registro Agrario Nacional para que pueda salir su título”.
Pero Mario Arzaga señala que es un proceso largo y costoso.
Armando Luna Canales, presidente del Colegio de Notarios de Coahuila, dice que en todo caso habría que preguntar al IMSS si la falta de escrituración afecta la operación de esas clínicas en los servicios que brindan a la comunidad.
“Por ejemplo, si para equipar esas clínicas tiene que estar regularizado el predio. Si no, yo no le veo problema”.
De acuerdo con datos del propio Instituto, obtenidos por transparencia, mil 820 unidades de salud, 68 de las cuales se ubican en Coahuila, son propiedad del IMSS, en consecuencia, constituyen un régimen de tenencia de la tierra de propiedad pública.
Unidades descuidadas y sin medicamento
Semanario realizó un recorrido por las cuatro Unidades de Medicina Rural, Río Bravo, municipio de Allende Coahuila; San Antonio del Jaral, en General Cepeda; el ejido Siete de Enero, en Parras de la Fuente y Guadalupe Victoria, en Saltillo, mismas que según la información proporcionada por el IMSS vía transparencia, están establecidas en terrenos que no son propiedad de Instituto.
En la visita se observó, que además de no contar con la posesión legal de los predios, estas unidades, que pertenecen al primer nivel de atención, presentan daños en su infraestructura y equipo, carecen del medicamento suficiente y de material para la atención de dolencias y heridas mínimas y, en algunas de ellas, no hay médico de servicio social ni enfermera de base.
En cambio, según cifras del Seguro Social, los recursos presupuestales autorizados para IMSS-BIENESTAR a nivel nacional en 2021, y que fueron destinados en su totalidad para la operación, incluido el mantenimiento de las unidades, ascendieron a 13 mil 607 millones 642 mil 400 pesos.
En el caso de Coahuila el presupuesto asignado a las UMR para el mismo año fue de 330 millones 625 mil 771.76 pesos.
No obstante, al momento de la inspección, vecinos del ejido Río Bravo en Allende, Coahuila, dijeron llevar más de siete meses sin doctor pasante en la clínica.
Esta unidad, que fue construida a principios de 1981 con una superficie de 68 metros, está a cargo de una enfermera titular que atiende de lunes a viernes, en Río Bravo tampoco hay auxiliar de salud el fin de semana, solo padecimientos comunes como una diarrea o una calentura.
“Pero consultas, consultas no”, platicó una lugareña de este poblado que según el INEGI tiene mil 190 habitantes, algunos aquejados por enfermedades crónicas como hipertensión y diabetes.
La UMR de Río Bravo, como el resto de las unidades de salud chequeados por Semanario, tiene una sala de espera, consultorio de enfermería, despacho del médico, un área de exploración con su mesa y al exterior un Centro de Atención Rural del Adolescente que está cerrado por falta de médico o porque ningún chico se interesa en ir.
Hace algunos años que el área destinada al consultorio del doctor era usada como cuarto de descanso, ante la falta de espacio, y los galenos que llegaban aquí tenían que compartir consultorio con la enfermera.
Hasta que la comunidad, a base de cooperaciones y actividades, como venta de lonches y loterías, logró levantar una habitación para los pasantes de medicina.
“Y se sacaba, mire que sí se levantó el cuartito para el médico, entre todos apoyamos”, comentó una habitante de Río Bravo.
En los estantes de la clínica, que en apariencia se ven llenos, faltan antibióticos, analgésicos, y lo único que hay para calmar una dolencia es paracetamol.
De acuerdo con reportes del IMSS los gastos de operación de la UMR Río Bravo ascendieron en 2022 a un millón 148 mil 671.95 pesos, cantidad que superó el presupuesto asignado en ese año y que fue de 618 mil 055.00 pesos.
El caso de la clínica de San Antonio del Jaral, municipio de General Cepeda, no es del todo diferente, con la salvedad de que aquí sí hay médico de servicio social, enfermera titular y un auxiliar de enfermería que trabaja por contrato el fin de semana.
Solo que el área que, en teoría, debería ser de observación y en la que no hay camilla de observación, está ocupada con dos refrigeradores descompuestos que se utilizaban para conservar medicamentos y vacunas.
Hace ya varias semanas que técnicos enviados por el Seguro Social se llevaron las piezas quemadas de los dos enfriadores para repararlas, pero no han vuelto, afirman fuentes cercanas a esta UMR que fue erigida el primero de septiembre de 1978 con una superficie de 100.52 metros.
Atrás de este hospital ambulatorio se ubica el Centro de Atención Rural del Adolescente que, en teoría, debería de funcionar para que los chavos vinieran a tomar pláticas sobre adolescencia, pero que hoy oficia de bodega de cachivaches.
La unidad de salud de San Antonio del Jaral, a la que en 2022 se le asignó un presupuesto de 505 mil 595.00 pesos, también presenta desabasto de medicinas, sobre todo pediátricas, no hay paracetamol pediátrico ni antibióticos para niños.
Y la mayoría de las veces los papás deben ingeniárselas para juntar el dinero y comparar los fármacos.
“De repente faltan los medicamentos que son para infecciones. Nada más te dan a uno la receta y ve y consíguelos, a veces hasta Saltillo o a veces alguien de aquí mismo que tenga una vuelta…”, contó una vecina del lugar.
Aquí tampoco hay equipo ni material suficiente para atender un parto.
En algún lugar de la unidad subsiste una vitrina en la que debería haber material médico, por ejemplo, soluciones para canalizar a los pacientes, pero hoy está medio vacía.
“Entonces generalmente se les dan nada más tratamiento, y a los que yo considero que necesitan ese tipo de atención van para hospital”, dice el médico pasante encargado de esta unidad y que por miedo a represalias del Instituto prefiere omitir su nombre.
Otro detalle es que en la UMR de este ejido el servicio de electricidad es muy viejo y cuando se va la luz en el rancho se produce un corto circuito que ha terminado dañando los equipos, como los refrigeradores.
Justo en el consultorio de enfermería se localiza el puesto permanente de vacunación que, en la actualidad, como no hay heladeras funcionando, presenta desabasto de biológico.
Están en “buenas” condiciones, IMSS; pero no tienen ni equipo
A pesar de la evidencia de las condiciones y los testimonios de la gente, para el IMSS son “buenas” las condiciones de infraestructura y equipamiento, según respuesta a una solicitud de información.
En general la clínica de San Antonio del Jaral, ejido en el que viven 267 personas, se aprecia descuidada pese a que aquí concurre gente de comunidades adjuntas como Tanque San Vicente, Noria de la Sabina y la Hedionda Chica, además de Rincón Colorado, La Rosa y La Parrita.
“Creo que en la unidad son pocos los cambios que se han hecho, generalmente las ponen y luego como que ahí están, se olvidan un poco y no se les da abasto. Sería bueno que se renueven las áreas conforme va avanzando todo”, dice el médico responsable de la UMR de San Antonio del Jaral
La historia se repite en la Unidad de Medicina Rural instalada en el Ejido Siete de Enero, comunidad localizada a una hora, por carretera, de Parras de la Fuente, y a más de tres horas por un camino de terracería que une al desierto con el mundo.
En esta clínica, cuya construcción data de 1978, suelen escasear los medicamentos para la diabetes y la hipertensión, y otros fármacos básicos como el paracetamol, aunque tiene médico de servicio social y enfermera suplente.
“Qué ganas que haya doctor si no hay lo mero bueno, de repente le duele a uno la cabeza y le dan una aspirina y ya, pero ya una enfermedad más pesada no”, dijo Alfredo Velázquez, ejidatario del Siete de Enero, quien por años padeció de la próstata y tenía que ir hasta Parras por el camino maltrecho para que le pusieran una sonda, porque en el ejido no había sonda ni nadie que la supiera colocar.
“Imagínese, salir malo desde aquí, llegar hasta Parras sin poder orinar. Iba bien inflamado”.
Las mujeres embarazadas tienen que mudarse con tiempo al pueblo, o sea Parras o Ramos Arizpe, para buscar una clínica donde dar a luz.
“Pero si esperan hasta el último momento… imagínese de aquí llegar hasta allá, ta pesado”, soltó Alfredo.
El Siete de Enero, donde además no hay personal médico de fin de semana, cuenta con una población de 137 habitantes, la mayoría de la tercera edad, pero brinda atención a pacientes venidos de rancherías cercanas como Sabanillas y el 5 de Mayo.
La falta de equipo, como aparato para medir la presión arterial, es la constante en esta clínica que tiene una superficie construida de 105.66 metros.
“El aparato es de la enfermera y ella se lo presta al doctor”, reveló Victoria, vecina de este ejido.
Otros pobladores del Siete contaron cómo esta comunidad, que se encuentra en medio de la nada, ha durado hasta tres años sin médico y hoy lleva ya cuatro años sin enfermera titular, sólo tiene suplente.
La gente del ejido relató también cómo durante 2020, el primer año de la pandemia, la suplente de enfermería tuvo que hacer frente, ella sola, a la atención de pacientes con Covid-19 en el ejido.
“Atender a pacientes que a veces se te cierra el mundo, no sabes, soy enfermera, no médico. Tienes que ver la forma de sacar adelante a la gente”, narró María Luisa Martínez García, la enfermera suplente del Siete de Enero.
A la sazón en la clínica, cuyo presupuesto en 2022 fue de un millón 687 mil 131 pesos, no había internet.
Ahora sí hay, de la Comisión Federal de Electricidad, que por cierto seguido se cae, pero facilita a la enfermera consultar con el doctor google sobre los tratamientos que debe indicar a los pacientes cuando el médico no está.
“O ya le hablo a un doctor que conozco, que voy a atender a un paciente así y así y le pregunto qué puedo ponerle, que no”.
Para variar a la clínica ya le falta impermeabilizante.
Por lo que respecta a la UMR situada en el ejido Guadalupe Victoria, municipio de Saltillo, que fue construida a finales de 1978, la queja más recurrente sigue siendo la falta de medicamento para pacientes con enfermedades crónico-degenerativas, como hipertensión y diabetes.
“Se batalla con el medicamento. Siempre nos dan paracetamol, cualquier cosa, para todo paracetamol”, comentó una oriunda de esta comunidad.
Por lo demás, y acuerdo a la versión de autoridades del propio Instituto, la infraestructura y el equipamiento son óptimos.
Esta unidad, que en 2022 ejerció un presupuesto de 563 mil 979 pesos, tiene archivo clínico, enfermería, una habitación para el médico, consultorio, sala de exploración, sala de biológicos, bodega para esterilizar y refrigeradores especiales para conservar las vacunas.
La UMR, cuya superficie construida es de 94.50 metros, cuenta además con médico pasante y enfermera de base.
“El sistema funciona totalmente”, declaró un funcionario del Programa IMSS-BIENESTAR, que prefirió mantenerse en el anonimato.
Y añadió que a la clínica de este ejido, que tiene una población de 348 habitantes, concurre gente de comunidades aledañas como el Ejido Las Mangas, Tanque de Emergencia y San Francisco del Ejido.
“Nos encargamos de ver las enfermedades crónico-degenerativas que atacan más al país, diabetes, hipertensión, principalmente, es de todos los días. Además, enfermedades agudas que se dan en el día a día, desde infecciosas, enfermedades respiratorias, gastrointestinales, accidentes, suturas, esguinces, a todo eso le podemos dar manejo aquí y damos control prenatal a las embarazadas de nuestras comunidades”, relató el funcionario.
Y aclaró que el desabasto de medicinas para el control de la hipertensión y la diabetes se da por la cantidad de pacientes con estos padecimientos que atiende la unidad.