Por Alonso Flores Ramírez
A solo 16.4 kilómetros de donde se instalará la nueva planta de Tesla, el ejido Rinconada ya se prepara para volver a cambiar, como ha hecho en los últimos 20 años con la industria.
Roberto Barro, habitante del poblado perteneciente en el municipio de García, en Nuevo León, contó para VANGUARDIA que espera que el consumo de agua de la fábrica deje sin el recurso a la población para la siembra.
Esto no es nuevo, pues según el campesino, cerca del año 2013 comenzó a escasear el líquido, lo que mermó la siembra de flor de cempasúchil, mano de león y ajo.
“Como ya se acabó el agua, ya todos vendieron casi todo, los ejidatarios que había antes se fueron. A mí en estos días se me secó la siembra. Necesitamos que llueva o algo para levantar el cempasúchil en noviembre”, narró Barro.
Detalló que anteriormente los 36 ejidatarios tenían derecho a nueve horas de agua por mes, es decir que por cuatro horas y media cada 15 días podían tomar el líquido de un ojo de agua al que le llaman “La Mariposa”.
“El campo ya no nos dejó nada a nosotros”, mencionó Roberto para referirse a que sus hijos ya no se dedican a la labor, sino que consiguieron trabajo como obreros en fábricas de Ramos Arizpe en Coahuila, que incluso envían transporte de personal hasta el ejido.
Detalló que si bien el salario no es muy alto, pues un hijo suyo gana mil 500 pesos a la semana, lo que atrae a los trabajadores es el pago de utilidades que han llegado hasta 70 mil en el año. De cualquier manera, los mil 500 pesos que se ganan en empresas como KimberlyClark, aseguró que son mejores que lo que se gana actualmente del campo.
Descartó además que Tesla signifique oportunidades de empleo para los habitantes de Rinconada, pues quienes lo habitan ya no están en edad laboral y quienes sí, actualmente tienen empleo en otras empresas.
“Yo pienso cómo han de estar los señores grandes revolcándose y arrepintiéndose. Tanto que lucharon por la tierra para que ahora la venda el hijo, el nieto o el hijo del nieto”, señaló Barro para referirse a las personas que han optado por vender sus terrenos en el ejido.
Actualmente, según Roberto y otros pobladores, muchos propietarios de tierras en Rinconada son personas que no viven en él, sino que compraron a los ejidatarios y ahora tienen una casa de descanso.
“Eso va a continuar”, concluyó Roberto para referirse a la migración de las personas que eran sus vecinos.
A la entrada del ejido se pueden observar muchas casas con terrenos amplios, con jardines e incluso albercas, pero que parecen deshabitadas.
De acuerdo con Mateo Bautista, son casas-quintas que le pertenecen a personas que habitualmente viven en los municipios de San Pedro, Santa Catarina o Monterrey, por lo que “cada vez hay más gente” pero “solo los fines de semana”.
“Ya nomás siembro yo, pero porque hice unos pocitos de agua y sale poquita”, agregó mientras atiende una tienda que pertenece a su hijo y al mismo tiempo hace de abarrotes, carnicería y depósito de cerveza.
Detalló que antes obtenía una pulgada y media de agua y actualmente solo una, lo que no es suficiente para poder regar la siembra, por lo que asegura que solo él de los 36 tiene el recurso para la cosecha.
En el mismo negocio, Giovanni de 12 años le ayuda a Mateo con las cuentas y la mercancía, quien afirmó que su mamá le ha recomendado meterse a trabajar a Tesla. Dijo que si no lo logra, a él le gustaría ser militar y al preguntarle por qué, no quiso verbalizarlo, pero hizo el ademán de un arma larga.
SE PLANEARÍA UN FRACCIONAMIENTO
Por su parte, Christian Granados es operador de Uber, habitante de Rinconada y aseguró que ya se han acercado ingenieros, quienes aparentemente trabajan para Tesla, buscando terrenos para hacer un fraccionamiento en Rinconada.
“Vinieron hace como una semana y comentaron que buscaban cinco hectáreas. Al parecer habían comentado que querían hacer un fraccionamiento, me imagino que para las personas que vayan a venir a trabajar aquí a la empresa o que se vaya a querer arrimar más para que les quede más cerca la empresa”, explicó Christian.
Para él, Rinconada ha crecido cerca de un 80 por ciento en los últimos dos años, pues muchas personas han comprado algún terreno ahí, aunque no lo habitan con regularidad, pero se les ve los fines de semana.
“Ya ves muchos carros que no conoces. Tienen lo que se les llama una quinta, a lo mejor un terreno de 30 por 50 y así le llaman. Antes decíamos ‘ahí va a aquél’ y ahora vemos muchos carros que no conocemos”, explicó Granados.
Añadió que el fenómeno de la migración hacia Ramos Arizpe o la Zona Metropolitana de Monterrey comenzó desde el año 2000 cuando los campesinos comenzaron a ver escasa el agua para la siembra.
Señaló que actualmente a Rinconada acuden cerca de seis transportes de empresas con sede en Coahuila por tres provenientes de Santa Catarina.
A su consideración, el ejido volverá a poblarse de personas que trabajen en Tesla o sus alrededores pues necesitan llevar capital humano necesario para capacitación y gerencia de la empresa.
No obstante, descartó que aumenten exponencialmente los precios de la tierra, pues si actualmente está en 200 pesos el metro cuadrado, podría llegar a costar 300.
SE PIERDEN ENSEÑANZAS DEL CAMPO
Reyes Gregorio Muñoz y Virginia Arredondo Tovar atienden una tienda de abarrotes en Rinconada y comentaron que recientemente vendieron su terreno a personas de Monterrey que pretenden construir su quinta.
Contaron que si bien no esperan que Tesla consuma agua, se rumora que las empresas que se instalaron en Ramos Arizpe fueron las causantes de que ya no les llegara líquido al ejido para sembrar.
A pesar de ello, su parecer es que la presencia de las empresas “mejoró” al ejido, pues hubo empleo para sus hijos y sus sobrinos, asegurando que por ejemplo la juventud que se gradúa de la preparatoria encuentra trabajo prácticamente de inmediato.
Virginia declaró que aunque a ella y a su esposo sí les tocó trabajar en el campo, no fueron enseñanzas que pasaron a una siguiente generación, pues a partir del 2000 comenzó a escasear el agua.
“Como mi papá y su papá que nos enseñaron. A nosotros sí todavía alcanzamos que sembraban ajo, crisantema con el arado y todo”, declaró Virginia. “Como en el 2000 se acabó el agua y se acabó todo”, declaró Reyes.
Ambos coincidieron en que las jornadas laborales en el campo eran más cortas y las decidían los propios habitantes de Rinconada de acuerdo a sus necesidades, pues eran sus propios jefes.
Aseguraron que la semana laboral empezaba en martes y a veces terminaba los sábados a diferencia de ahora que entre traslados y tiempo en la planta la gente trabaja hasta 10 horas seis días a la semana.
Reportaje tomado de Vanguardiamx