Con el objetivo de potenciar el desarrollo de las comunidades rurales y pueblos originarios, la Secretaría de Agricultura y Desarrollo Rural promueve la adopción de marcas colectivas, indicaciones geográficas y denominaciones de origen entre productores de pequeña escala, para mejorar las condiciones de comercialización de sus productos.
Al inaugurar el seminario Franco-Mexicano “El potencial de las indicaciones geográficas”, el director general de Normalización Agroalimentaria de la dependencia federal, Eduardo Espinoza de los Monteros Aviña, se congratuló por la realización de este encuentro que permitirá compartir e intercambiar experiencias con especialistas en la materia de Francia y México.
Expuso que nuestro país cuenta con amplia variedad de productos agrícolas que pueden llegar a su máximo potencial al articularlos a través de una denominación de origen, indicación geográfica o marca de certificación o marca colectiva, apuntó.
Subrayó que este hecho es relevante porque es en beneficio de los productores mexicanos, quienes tendrán la oportunidad de acceder al conocimiento necesario para gestionar sus marcas con el respaldado de los Consejos Reguladores aplicables en cada producto.
El funcionario resaltó que la iniciativa se reforzará con la experiencia, iniciativas de colaboración e innovaciones de especialistas del Ministerio de Agricultura, el Instituto Nacional de Denominaciones de Origen y el Instituto Nacional de la Propiedad Industrial de Francia, quienes son pioneros en figuras como la denominación de origen y la identificación geográfica.
Mencionó que las secretarías de Agricultura y de Turismo, así como el Instituto Mexicano de la Propiedad Industrial (IMPI) trabajan de manera conjunta para promover rutas agroturísticas y, al mismo tiempo, difundir los destinos donde se producen artesanías y platillos locales elaborados a base de productos endémicos de las comunidades.
Espinoza de los Monteros Aviña acentuó que la iniciativa permite aprovechar oportunidades económicas para crear empleos directos e indirectos, sobre todo para productores de pequeña escala del campo mexicano y promover el arraigo de los jóvenes en sus comunidades.
Destacó que a través del proceso de registro de las indicaciones geográficas en productos mexicanos, como la vainilla de Papantla, el café de Veracruz y el chocolate de Oaxaca, es posible reconocer y elegirlos porque cuentan el justo valor del trabajo de los productores y de los artesanos procedentes de diversas regiones rurales de nuestro país.
Expresó que las indicaciones geográficas inciden positivamente en el beneficio social, cultural y económico de las comunidades y los grupos de productores en los sectores agrícolas, con la oportunidad de construir nuevas historias y casos exitosos en México.
El director general del IMPI, José Sánchez Pérez, señaló que el seminario tiene la finalidad de potenciar el desarrollo de las comunidades rurales y pueblos originarios, a través de la difusión de los beneficios que proporcionan las indicaciones geográficas y denominaciones de origen.
Destacó que estas son herramientas que se acercan a regiones donde era desconocido el IMPI y sus funciones sustantivas, principalmente en las comunidades del sur-sureste del país, para aprovechar los recursos naturales o productos endémicos en favor de un mejor bienestar.
Es por ello que los gobiernos federal y estatal han formalizado convenios para atender a microempresarios y artesanos de pueblos originarios y se han impulsado acciones para detonar el potencial inventivo en universidades, centros de investigación, tecnológicos y semilleros para cerrar la brecha entre el norte y el sur de México.
Incluso, dijo que desde el IMPI se promueve una campaña para otorgar el 90 por ciento de descuento en el servicio de registro de marcas a productores de pequeña escala y artesanos y, de esta manera, contar con ventajas de tener el reconocimiento o la certificación de sus productos agrícola.
El embajador de Francia en México, Jean Pierre Asvazadourian, comentó que los dos países comparten tres cosas en común: el orgullo por sus gastronomías -ambas reconocidas por la Organización de las Naciones Unidas para la Educación, la Ciencia y la Cultura (UNESCO)-, la convicción de que los alimentos y las artesanías son mucho más que bienes comerciales porque están relacionadas con su historia y cultura nacional y la intención de proteger este patrimonio con elementos jurídicos y políticas sólidas.
En Francia existen 700 productos con indicación geográfica o denominación de origen, como coñac, vino y quesos, y generan 28 billones de euros. En toda la Unión Europea hay más de tres mil 700 productos registrados y protegidos, expuso.
México cuenta con 18 denominaciones de origen: Ámbar de Chiapas, arroz de Morelos, Bacanora, cacao Grijalva, café de Chiapas, café Veracruz, café Pluma, charanda, chile de Yahualica, chile habanero de Yucatán, mango Ataulfo del Soconusco, Chiapas, mezcal, Olinalá, raicilla, sotol, talavera, tequila y vainilla de Papantla.
En fechas recientes se comenzó con los trabajos para obtener y promover la protección del pulpo Maya mediante la declaración de indicación geográfica: “Pulpo Maya de la península de Yucatán”.
El diplomático subrayó que en México existe gran potencial para generar más indicaciones geográficas, debido a la gran diversidad y riqueza de sus productos, lo que podría darse porque hoy existen las condiciones idóneas (marco jurídico, instituciones sólidas e investigadores, funcionarios y productores) para hacerlo.
En 2021 se realizaron los primeros talleres del Centro de Cooperación Internacional en Investigación Agrícola para el Desarrollo Sostenible (CIRAD) con la Coordinación General de Asuntos Internacionales de Agricultura y la participación de becarios mexicanos en el Curso para América Latina sobre Indicaciones Geográficas.