· La Estrategia de Acompañamiento Técnico (EAT) Leche, que forma parte del programa Producción para el Bienestar, impulsa la capacitación en diversas áreas, como limpieza en la ordeña, nutrición, reproducción, crianza y manejo de forrajes, con una orientación agroecológica.
La Estrategia de Acompañamiento Técnico del Programa Producción para el Bienestar (EAT-PPB), aplicada en el sistema leche, beneficia a tres mil 376 productores de pequeña escala en toda la República por medio de cursos y talleres de capacitación en limpieza, manejo de alimentación, reproducción, salud del ganado, producción y manejo de forrajes, atención de becerras para la crianza y administración y producción de bioinsumos.
La Secretaría de Agricultura informó que la EAT en el sistema leche tiende a crecer en número de productores beneficiarios, luego de que durante la pandemia y la postpandemia se observó un quiebre importante debido en principio a una depresión del mercado y luego a un encarecimiento de los granos, insumos utilizados para la elaboración del alimento animal.
El programa Producción para el Bienestar desarrolla su Estrategia de Acompañamiento Técnico en diversos cultivos y productos, como son maíz, frijol, milpa, café, cacao, miel de abeja y leche.
En el caso de la leche inició en 2021, apoyando a productores de pequeña y mediana escala, con hatos de hasta 35 y hasta cien vacas, respectivamente.
En principio, la EAT en leche asumió dos áreas como prioritarias, informó el director general de Autosuficiencia Alimentaria de la Secretaría de Agricultura, Rolando Herrera y Saldaña:
Uno, la limpieza de los pezones de la ubre al momento de la ordeña, para garantizar la calidad de la leche, y dos, manejo de la alimentación del ganado lechero, buscando que las vacas recibieran los nutrientes en las cantidades idóneas conforme a la curva de lactancia para que tuvieran mayor producción de leche y partos en periodos adecuados, detalló.
En lo que se refiere al rubro de limpieza, se capacita a los técnicos y productores y se les enseña una técnica para que la rutina de ordeña sea sencilla y no costosa, con base en la experiencia de trabajo en campo, con el uso de toallas individuales para limpiar los pezones de las ubres de las vacas con una mezcla de solución con yodo o con sales cuaternarias de amonio, con el fin de prevenir la transmisión de las bacterias que provocan la mastitis, enfermedad que propicia infección, genera pus y contamina la leche, indicó.
“Esta práctica se extendió a todos los productores y fue un primer paso exitoso que garantizó calidad de la leche, mejoró el volumen de producción y redujo la incidencia de mastitis y los gastos en medicamentos”, señaló el funcionario de la Subsecretaría de Autosuficiencia Alimentaria.
En cuanto al segundo paso, el mejorar la alimentación de las vacas conforme a las necesidades nutricionales a lo largo de su curva de lactancia, ha permitido aumentar rendimientos e ingreso del productor, y se han mejorado las condiciones para que se preñen las vacas en el tiempo adecuado, para tener un parto cada 12 o 13 meses, lo cual da más ingreso al productor. “Muchas veces las vacas no se preñan con esa periodicidad por falta de nutrientes o por enfermedades metabólicas que afectan la reproducción”, comentó.
Rolando Herrera destacó que la Estrategia ha dado atención personalizada a los productores en sus establos, por medio de 98 técnicos agroecológicos y siete coordinadores regionales, pero hoy se busca que la atención sea más extensiva, más abierta, que se incorporen más productores y se beneficien a través de cursos y talleres de capacitación.
“Hemos estado buscando más productores y con ellos organizamos pláticas, talleres, cursos de capacitación en las áreas de rutinas de ordeño limpias, manejo de la alimentación, reproducción, salud del ganado, atención de becerros y becerras (crianza), producción y manejo de forrajes, administración y producción de bioinsumos, todo con un enfoque agroecológico de la producción”, apuntó.
En el sur-sureste, la EAT leche está trabajando con una nueva visión, empleando sistemas agro-silvo-pastoril intensivo, con la integración de un número amplio de especies forrajeras en un mismo predio.
Así, con multiespecies vegetales en un arreglo arquitectónico de estratos; es decir, árboles, arbustos y herbáceas, se obtiene un mayor aporte de nutrientes, protección del suelo y conservación de la humedad, para ser aprovechados por multiespecies animales. Esto es, bovinos para producción de leche y carne, acompañados de borregos, gallinas para producción de huevo y abejas para producir miel. Todo esto pensando en la diversificación de productos que el ganadero puede llevar al mercado local, para el beneficio de las comunidades, dijo Herrera.
Se aspira también a que los productores puedan dar un valor agregado a sus productos y tener ingresos extras, aunque hay algunos, sobre todo los de mayor edad, que no se adaptan fácilmente al cambio porque tener diversos animales implica más trabajo, conocimiento y cuidados. Por ello en esta línea de atención la EAT en leche avanza de manera lenta, expresó.
Por otro lado, “junto con el Instituto Nacional de Investigaciones Forestales, Agrícolas y Pecuarias (INIFAP) estamos tratando de cambiar algunos sistemas. Por ejemplo, en las cuencas lecheras del centro, occidente y del norte del país, hay una gran dependencia de la alfalfa y queremos reducirla, porque es muy costosa, además de que su producción implica un consumo alto de agua”, observó.
La EAT en leche busca en esas regiones propiciar el consumo de otros cultivos de menor costo como la remolacha forrajera, que produce follaje rico en proteína y energía, y ayuda a reducir la dependencia de la alfalfa. “Buscar lo que ecológicamente sea más disponible y utilizar estrategias como la de cosechar maíz para ensilar, con un mayor contenido de materia seca, mayor contenido de almidón, y de esa manera disminuir la necesidad de concentrado”, indicó Herrera.
Para el sur-sureste la apuesta está en la yuca, un tubérculo que tiene más almidón que el maíz, sobre todo el maíz amarillo importado. La yuca ofrece energía y proteína en cantidades similares a la alfalfa.
“Estamos buscando que con esos cultivos el productor ya no tenga que comprar concentrado, sino que lo pueda producir en su mismo predio, sembrando una parte de su terreno con yuca, y entonces obtener una fuente de almidón y fuente de proteína. La yuca puede ser sembrada de manera escalonada y ser ensilada para tener disponibilidad administrada todo el año, dijo Herrera.
A este manejo, agregó, se incorpora el uso de biofertilizantes y se aplican microorganismos en el suelo. Esto último lo va a hacer en gran medida el ganado, pues cuando se maneja un sistema agro-silvo-pastoril, con una rotación intensiva de potreros, los animales dejan sus deyecciones –orina y excremento- en el suelo y se abona y enriquece la tierra con microorganismos.
La EAT en el sistema leche pone énfasis en la organización de los productores para que así, de manera conjunta, procesen su leche, ya sea para venta líquida a Liconsa o cualquier otro comprador, o para que elaboren queso, refirió.
“También hemos estado proponiendo la venta directa de leche de los productores por medio de dispensadores automáticos para evitar el intermediarismo y vender leche pasteurizada de calidad, fría, a un precio 30 o 40 por ciento menor que el de leches envasadas”, señaló. En Chihuahua ya hay 21 dispensadores promovidos por la EAT en leche, dijo.