La mariposa monarca, símbolo de la biodiversidad y protagonista de uno de los fenómenos migratorios más espectaculares del planeta, enfrenta un momento crítico en su hábitat de hibernación en México.
Deforestación y cambio climático, las amenazas detrás de la reducción de la mariposa monarca
La baja ocupación en los santuarios de la Reserva de la Biosfera de la Mariposa Monarca está directamente vinculada a la deforestación, el cambio climático y el uso de pesticidas.
En las últimas décadas, la tala clandestina y el desmonte para agricultura en la región han devastado los bosques de oyamel, hábitat esencial para la monarca.
La tala descontrolada, muchas veces impulsada por la delincuencia organizada, convierte los antiguos bosques en tierras para cultivos como maguey, aguacate y maíz, que no solo afectan el ecosistema, sino que también aumentan la temperatura local, una condición poco favorable para la supervivencia de las mariposas.
La pérdida de hábitat en cifras: un riesgo creciente para la mariposa monarca
En el invierno del 2024, un estudio de la CONANP y WWF detectó apenas nueve colonias de mariposas monarca: cuatro en Michoacán y cinco en el Estado de México.
Llama la atención que las colonias más grandes se ubicaron fuera de la Reserva de la Biosfera, en el ejido San Antonio Albarranes, con una ocupación de 0.34 hectáreas, y en el ejido Ojo de Agua, con 0.21 hectáreas. La colonia de El Rosario, históricamente la más grande, registró una superficie de apenas 0.19 hectáreas, confirmando una disminución alarmante.
Aunque diversas organizaciones y autoridades han trabajado para ofrecer alternativas sustentables a las comunidades mazahua y otomí que habitan alrededor de la reserva, la deforestación sigue siendo un reto enorme.
A pesar de estas iniciativas, la pérdida de bosque de oyamel continúa afectando tanto el ecosistema como la cultura local, y las posibilidades de un desarrollo económico sostenible se ven cada vez más reducidas.
La mariposa monarca no solo está en peligro de perder su hogar en los santuarios mexicanos, sino que su especie corre el riesgo de desaparecer. Proteger su hábitat no solo es necesario para la biodiversidad, sino también para preservar un fenómeno natural que atrae turismo y genera ingresos en la región.