La Balanza y la Pluma
En la opinión de M.S.P.A. Karina Martínez Jiménez.
El día internacional de la mujer, no es un día para festejar, sino para visibilizar lo que está pasando en nuestro país, de acuerdo con el INEGI y ONU MUJERES hay 61.5 millones de mujeres en México de las cuales el 63% de las mujeres de 15 años o más han experimentado un acto violento en algún momento de su vida; 1 de cada 4 mujeres han reportado haber sufrido discriminación en su lugar de trabajo.
En el ámbito laboral, pareciera que para muchos el despido de una mujer en cargos de poder, es una situación normal y frecuente que nada tiene que ver con una discriminación, pudieran señalar algunos que a los hombres también se les despide de su trabajo, sin embargo, lo que no se observa en el panorama actual, es que para que esa mujer tuviera que acceder a ese cargo, tuvo que cumplir no solo los requisitos que todo hombre en la misma posición debía cumplir, sino además cumplir con un pesado recorrido que generan los roles y cargas que la sociedad históricamente le ha asumido a la figura femenina, por ejemplo el rol de madre, esa ardua tarea de veinticuatro horas los siete días de la semana, que deben ser compaginados con sus obligaciones en sus espacios de trabajo, el rol de cuidadora como integrante de una familia, de educadora de sus hijos y también proveedora de un hogar, una mujer que por el solo hecho de asumir un cargo de liderazgo es blanco de ataques y dudas de su capacidad de liderazgo y conocimiento, una mujer a la que un embarazo la expone a un despido injustificado, a la que cierta forma de vestir la expone a acoso y hostigamiento sexual, por citar algunas casos que se presentan de forma común con las mujeres en sus espacios laborales.
En México la violencia ha escalado a tal grado que la vemos en las propias instituciones, tal fue el caso de miles de mujeres juzgadoras del Poder Judicial de la Federación, cuyos nombres fueron sorteados en una tómbola como si se trataran de un numero de una rifa, así de indignante pudimos advertir que se transmitió en vivo la tómbola en el que el proyecto de vida de miles de mujeres juzgadoras fueron destrozados, por ello, es inconcebible que después de grandes avances para cumplir con la cuota de género y reducir la brecha de desigualdad en el plano laboral entre hombres y mujeres, como lo fue el concurso exclusivo para acceder a los cargos de juezas del Poder Judicial de la Federación, en el que muchas mujeres preparadas, profesionales y peritas en derecho, con valores de honestidad, eficiencia, profesionalismo logran aprobar las etapas correspondientes para acceder al cargo de juzgadoras, hoy son parte de las miles de juezas y magistradas federales que serán cesadas de su cargo en México, lamentable y atroz porque se les priva de su fuente de trabajo, sin un procedimiento previo, no fueron sancionadas por cometer delito alguno, tampoco se les probo falta de honestidad, profesionalismo, integridad, menos aún medio una renuncia voluntaria, sino todo lo contrario fueron cesadas por la sola razón de ser juzgadoras en un país donde todo el poder se centra en una persona que no respeta la división de poderes, que cualquier opinión contraria a la suya es un enemigo del estado, se inició desmantelando un poder judicial federal encargado de resolver los juicios de amparo en que se demanda por un ciudadano común un acto de una autoridad, se continuo desapareciendo organismos encargados de velar por que se cumpla el acceso a la información pública (INAI), siguiendo el control con los trabajadores al servicio de la educación y la salud.
Por si fuera poco, la Ministra Presidenta de la Suprema Corte de Justicia de la Nacional, máxima representante del poder judicial en México, no fue invitada a la ceremonia de conmemoración de la promulgación de la Constitución Política de los Estados Unidos Mexicanos, cuando es el Poder Judicial quien se encarga de defender la Constitución Política cuya promulgación se celebraba, no fue solo un desaire sino una clara posición de confrontar y desmantelar al Poder Judicial federal, situación que como ciudadanos debe preocuparnos porque si eso sucede con un poder legalmente conformado por el solo hecho de no coincidir con sus decisiones, que debemos esperar los ciudadanos cuando acudamos a demandar a través del juicio de amparo las violaciones que realizan las autoridades en nuestra esfera de derechos.
Por ello, considerando que en este 8 de marzo, nuevamente no hay nada que festejar, cuando las mujeres siguen siendo asesinadas, madres buscadoras siguen siendo ignoradas y mujeres son violentadas en el ámbito laboral, político, social, educativo, incluso su carrera, proyecto de vida y estabilidad se resuelve en una tómbola, desechando la lucha, esfuerzo y méritos que las llevo a llegar a esa posición.
Me despido externando mi admiración a tantas mujeres que reivindican la lucha por la igualdad de derechos, entre ellas a las mujeres juzgadoras del Poder Judicial Federal que por convicción a sus ideales rechazaron participar en la elección popular de jueces, al no ser el medio para elegir a través del mérito y conocimiento el perfil idóneo de una persona juzgadora, segura estoy que el país perderá a grandes juzgadoras en activo, pero me consuela que serán grandes activistas donde su lucha por la justicia e igualdad continuará y poder afirmar que ahora si llegaron todas, sin dejar a nadie atrás.